Traditionis Custodes
- Clara Zq
- 7 oct 2021
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 8 oct 2021
Después de un buen tiempo, estoy de regreso en este espacio. El tema del que decido escribir hoy lleva, desde su publicación, dándome vueltas en la cabeza. Habiendo pasado un tiempo desde la publicación de la carta del Papa: «Traditionis custodes» y teniendo el corazón y el alma, al menos, un poco más en paz, me atrevo a escribir estas palabras, sobre lo que para mí fue descubrir la Santa Misa Tridentina (o en la forma extraordinaria) y porqué me entristecen, las nuevas restricciones sobre ésta.
Por gracia de Dios, nací en una familia católica. Desde pequeña se me enseñó la asistencia dominical a la Santa Misa y las oraciones. De igual manera, mis papás decidieron mandarnos, a mis hermanas y a mí, a un colegio católico así que las lecciones de casa se complementaban con el catecismo de la escuela. Allí (en la escuela) recibí mi preparación para la confirmación y la Primera Comunión. Así transcurrió mi niñez con los retiros de la escuela, que me proporcionaban conocimiento suficiente para seguir en el camino de la fe.
Al entrar en la adolescencia, me invitaron a participar en unas Misiones de Semana Santa, diría que allí fue mi primer Encuentro realmente con el Señor, la oportunidad de llevar su palabra a personas que estaban ansiosas de oírla, tampoco es que me considerara una eminencia para hablar y hacerlo bien, pero sin duda también fue un momento decisivo para que comenzara a redescubrir y vivir mi fe de una manera más consciente.
Con el grupo de misiones, vinieron también otros grupos de formación y encuentro en los que seguí formándome y conociendo la fe. Gracias a la fortaleza en la fe que me daban este tipo de actividades es que pude soportar situaciones adversas en mi vida y la de mi familia. Dios siempre manifestaba estar con nosotros.
Todas estas experiencias de Dios, junto con las que viví en la Universidad formaron la persona que soy ahora, sin embargo, llegó un momento en el que me sentía estancada en la perseverancia y conocimiento de mi fe.
Así llegó mi curiosidad por la Santa Misa en la forma extraordinaria, un amigo compartía las invitaciones del grupo que existe en mi ciudad y después de varios meses al fin me di la tarea de asistir a una. Una de las primeras preguntas que me hice era sí debía ir con algún tipo de vestimenta especial, ya que yo veía que las mujeres que asistían solamente utilizaban falda y mi vestimenta normal de un día de trabajo era utilizar pantalón, incluso pregunté a la página antes de ir si podía ir en pantalón y muy amablemente me dijeron que no había problema. Hago un paréntesis en esto, porque muchas veces se juzga muy duramente a quiénes asisten por ser «intransigentes» en cuanto que las mujeres deben de ir en falda y los hombres con su mejor traje cuando esto es totalmente falso, claro que se promueve la modestia y que las personas utilicen ropa digna para el Templo, pero tampoco te cierran la puerta (a las mujeres) por llevar pantalón y mucho menos te juzgan por la apariencia, habiendo aclarado este punto, prosigo.
La primera vez que asistí, no entendí mucho, me prestaron un misalito y pude ir siguiendo la Misa, a pesar de que, tenía por así decirlo, la barrera de «no entender el idioma», algo me motivó a regresar. La manera en que Sacerdote y los fieles miran hacia el mismo lado, Dios, y que realmente re-descubrí que la Santa Misa es el Sacrificio incruento de Nuestro Señor Jesucristo, realizado una y otra vez. Salí tan feliz de la primera Misa a la que fui, que busqué a como de lugar, hacerme un velo para la siguiente vez que fuera. Y así comenzó este peregrinar, hace ya más de dos años.
Asistir a la Misa Tradicional fue un alivio para mi alma, que en ese momento se encontraba en un periodo de comodidad espiritual, Sacramentos frecuentes, pero sin ir más allá y exigirme más para mi salvación. Interesarme en aprender sobre la Misa Tradicional, me ayudó también a reconocer en la Eucaristía el verdadero Sacrificio que se renueva una y otra vez, no solamente en el rito extraordinario, sino en mi vida diaria al asistir al Novus Ordo. Me ha ayudado también a ser más reverente al entrar a cualquier Templo, en verdad, la Misa Tradicional me ha ayudado a crecer en el conocimiento de mi fe. Este tipo de espiritualidad, si quieren así llamarle, era lo que yo no sabía que estaba buscando pero por gracia de Dios encontré.
Un lugar donde se respeta la Liturgia, porque eso también he de decirlo, de un tiempo para acá deje de ser fan del «folklore» que se vive, en muchas Misas, payasos, niños en el altar a la hora de la Consagración, cantos protestantes en las celebraciones, así que, por esta parte, fue un alivio también para el alma. Muchas veces las personas dicen que los aspectos externos no importan mucho, pero se les olvida que somos seres sensibles y que por los sentidos es cómo podemos también percibir a Dios, y a mí, el estar casi totalmente en silencio, mirando al mismo lugar que el Sacerdote, con música apta para la Liturgia, me ayuda a darme cuenta de lo que realmente está sucediendo en ese momento.
Otra de las cosas que mucho se habla, es que las personas que asisten a la Misa Tradicional son personas que se siguen aferrando al pasado y que excluyen y niegan el Concilio Vaticano II, cosa que no es del todo cierta. Claro, hay algunos que tristemente así lo han hecho, pero la mayoría de los fieles que asisten son personas que crecieron en una Parroquia que celebra la Misa del Concilio Vaticano II y que, además, muchos participan activamente en la vida de esas Parroquias, así que no veo que haya muchos relegados o que se excluyan de la vida Parroquial. Existe un problema entre los «tradis de redes sociales» y quiénes si viven esta Espiritualidad «Tradicional» en la vida real.
Muchos de los sucesos de mi vida, como la enfermedad y posterior muerte de mi mamá, no los hubiera podido afrontar de no haber tenido una fe fortalecida, que me dio el descubrir este tipo de Espiritualidad. Mucho se habla de los diversos carismas de la Iglesia, así que me parece triste que a este tipo de «carisma», por así llamarle, se le quieran poner restricciones, o se les relegue a un solo lugar, olvidados. Hay muchos testimonios de personas que gracias a la Misa Tradicional se han convertido. A lo mejor mi conversión no es tan extrema o extravagante, estrepitosa; ya que solamente fue un reafirmar el camino de fe que quería seguir. Pero si hay personas que después de vivir en los peores pecados han vuelto a la Iglesia gracias a la vivencia de la Misa Tridentina y el acompañamiento de sacerdotes de institutos «tradicionales». Sinceramente, creo que es una experiencia que todos deberíamos vivir por lo menos una vez en la vida, a un católico bien formado le va a ayudar a terminar de entender la grandeza del Sacrificio Eucarístico.
Si tú, todavía tienes la posibilidad de asistir a una Misa en esta forma en tu Diócesis, te recomiendo que lo hagas. Tampoco se vale que estés criticando algo sin realmente conocerlo, y te des cuenta de que las personas que asisten, así como tú, solamente están buscando su salvación y han encontrado que ese es el camino que más les ayuda. Si realmente queremos hacer Iglesia, acojamos también este carisma, que también nos ayuda a conservar la Tradición. En la modernidad que vivimos, todo nos indica que lo nuevo siempre es mejor, pero de vez en cuando es necesario volver a la raíz, para darnos cuenta en que hemos fallado. Recordemos el quinto misterio gozoso del Santo Rosario, para poder encontrar a Jesús, la Santísima Virgen María y San José tuvieron que regresar sobre sus pasos para hallarle…
Gracias a Dios, que me dio la oportunidad de conocerle de esta manera, a la Asociación «Una Voce», por promover (siempre en comunión con la Santa Iglesia Católica) la Santa Misa en la forma extraordinaria y a la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, por todo el trabajo de evangelización que han hecho (especialmente) en México.
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Dios te bendiga.





Pd: Las fotos son de la Capilla de la Inmaculada Concepción Salto del Agua de la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro.
Pd2: Gracias al fotógrafo que me cedió sus fotos 😉
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